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REVOLUCIÓN DIGITAL EN EL SECTOR ENERGÉTICO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA, COMO CLAVE DE LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA EN EL PAÍS.

“Es necesario que el sector, tanto a nivel público como privado, incorpore dentro de sus agendas la automatización de servicios, el uso de aplica ciones móviles, la incorporación de programas que nos permitan contar con un “smart grid”.

Por: Mariel A. Alfau Romero
(Gerente desarrollo de negocios, Soventix)


Revolución digital. Antes de tratar el tema de la revolución digital en el sector energético de la República Dominicana y poder dar mi opinión sobre si es o no clave esencial en la recuperación económica del país, es importante entender a qué nos referimos cuando hablamos de revolución digital.

La revolución digital procura que los países adopten agendas digitales, donde las tecnologías asociadas al internet asuman un rol esencial, que permita el crecimiento económico, la inclusión social y el desarrollo sostenible de las naciones.

Por lo anterior, podemos inferir que todos los sectores que producen y suministran bienes y servicios deben, de la mano con el estado, adaptar sus actividades de forma que permitan alcanzar una verdadera revolución digital, que nos facilite una transición hacia lo que se ha denominado como “smart city” (ciudad inteligente en su traducción al español).

Una “smart city” se define como un sistema complejo e interconectado que aplica las nuevas tecnologías, para gestionar desde el correcto funcionamiento de los sistemas de transporte público y privado, hasta el uso eficiente de los recursos energéticos o hídricos, pasando por los planos de protección civil o aspectos socio-económicos, como la vitalidad de los espacios públicos y del tejido comercial, o la comunicación de incidencias a habitantes y visitantes.

En adición a lo anterior, lo que se ha denominado como una ciudad inteligente, detecta las necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas, reaccionando a estas demandas, logrando transformar las interacciones de estas personas con los sistemas y elementos de servicio público.

Para tener un ejemplo de una ciudad inteligente en materia energética, antes de entrar en la realidad de la República Dominicana, vamos a ver rápidamente el modelo de Ámsterdam. Esta ciudad, famosa por sus canales y sus “coffee shops”, destaca también por sus múltiples proyectos “smart”, entre los que se encuentra el de “luz inteligente”. Este proyecto consiste en la creación y mantenimiento del alumbrado público con sensores especiales que permiten regular la intensidad de las luces de forma remota, ahorrando energía.

A partir de lo expuesto arriba, es posible reconocer lo siguiente:

  • La revolución digital es necesaria para alcanzar un crecimiento económico y un desarrollo sostenible;
  • La revolución digital va de la mano con una agenda tecnológica de las na-ciones que garantice mayor compromiso e inversión en la ampliación de redes de internet;
  • Lo que abarca el concepto de smart city es hacia donde deberían de estar yendo todas las naciones, como parte de la revolución digital; iv.

El sector eléctrico y su adaptación a la revolución digital y el concepto de smart city es crucial para el crecimiento de los demás sectores, ya que la energía potencializa el desarrollo de los mismos, de forma transversal. Aterrizando el tema al mercado que nos afecta directamente, el de la República Dominicana, es evidente que la revolución digital en el sector energético impactaría favorablemente en la recuperación económica del país, a partir de la crisis socioeconómica generada a partir de la pandemia.

Ahora bien, ¿podemos decir que el sector energético de la República Dominicana está atravesando por una revolución digital? Y en ese caso, ¿en qué fase de la revolución digital se encuentra? ¿qué se necesitaría para que el sector avance en este objetivo?

Por los avances que ha experimentado el sector en los últimos años, por lo menos en lo que concierne a la digitalización de varios servicios, podría decirse que la revolución ha iniciado. No obstante, es mi opinión que todavía nos falta mucho por aprender y ejecutar.

Es necesario que el sector, tanto a nivel público como privado, incorpore dentro de sus agendas la automatización de servicios, el uso de aplicaciones móviles, la incorporación de programas que nos permitan contar con un “smart grid”, todo esto de la mano. Solo pueden lograrse avances en este sentido, y que los mismos perduren en el tiempo, en la medida en que los públicos y los privados se unan por este objetivo en común y establecen planes de acción que permitan alcanzar esta meta, en el menor tiempo posible.